Lunes, 23 de diciembre de 2013
En el 2013 el crecimiento económico quedará muy por debajo de las expectativas iniciales, probablemente cerrando en alrededor de 1.3 por ciento, con cerca de 500 mil nuevos empleos formales, también lejos del millón que se necesitan anualmente. Sin embargo, fue un año muy productivo en la tarea de preparar el terreno para que México pueda crecer sostenidamente a tasas acordes a su potencial y necesidades.
Concluye un año de sembrar oportunidades; el gran reto del 2014 es consolidar y poner en marcha las grandes reformas estructurales aprobadas, en el ámbito económico, en particular, la de telecomunicaciones y competencia, la energética y la financiera.
Hay que tener las leyes reglamentarias de telecomunicaciones y energía en tiempo y forma, asegurando que cumplan con el sentido y alcance de las reformas. Es fundamental trabajar en el fortalecimiento y profesionalización de las instituciones regulatorias involucradas. Por supuesto, como prioridad estratégica, debemos prepararnos para una implementación eficaz, tanto el sector público como las empresas y la sociedad, con una política industrial acorde, orientada a objetivos precisos de productividad, competitividad, desarrollo regional y participación del sector productivo nacional en las oportunidades que se abrirán, en particular las Pymes.
En la medida en que avancemos más rápido en estas asignaturas, los resultados se irán concretando de manera acelerada, a través de inversiones, empleos y dinamismo económico.
Al margen de los primeros efectos positivos de las reformas, como una previsible mejora en el clima de inversión y la consecuente revaluación del atractivo de nuestra economía y mercados, estamos confiados en que en el 2014 habrá un repunte significativo de la economía mexicana.
Los signos de recuperación se han empezado a notar con mayor énfasis en esta última etapa del año. Los resultados de las principales variables económicas muestran un mejor desempeño, por lo cual vemos condiciones propicias para qué tome fuerza un efecto de rebote importan te desde los primeros meses del próximo año.
Estados Unidos creció 3.6% en el tercer trimestre y se espera que cerrará el año en alrededor de 1.6 por ciento. Para el 2014, existen estimaciones de hasta 2.6 por ciento.
Han logrado reducir la tasa de desempleo a 7%, la más baja desde la recesión del 2008, con más de 2.1 millones de empleos creados de enero a noviembre. Se observa una mejora continua en factores como ventas al menudeo y en especial en la industria manufacturera, factor que paulatinamente está impulsando las exportaciones mexicanas y sus cadenas de valor.
En México, la demanda interna también debe mejorar gradualmente, y la reforma financiera será una palanca emergente en este sentido: entre los grandes cambios del 2013, éste es uno de los que puede empezar a rendir resultados de manera más rápida, con mayor capacidad de penetración del crédito entre las pequeñas y medianas empresas.
De igual forma, esperamos que en el 2014 la inversión pública y una mayor eficiencia en el ejercicio del gasto público serán elementos clave para inyectar fuerza a la actividad económica; en la medida en que se eviten retrasos como los que se presentaron a principios de este año, y con un plan robusto de proyectos de infraestructura y reactivación económica. Es preciso revitalizar a industrias como la de construcción y vivienda.
El mayor endeudamiento público autorizado por el Congreso debe canalizarse de manera destacada a inversión productiva, además de manejarse con prudencia y apego a las propias disposiciones que lo catalogan como temporal o extraordinario.
Entre los riesgos, está un debilitamiento de la economía estadounidense e internacional, que por ahora no parece muy probable, y en segundo lugar, los efectos de los cambios aprobados en el paquete fiscal 2014, como la homologación del IVA en la frontera, nuevos gravámenes y los topes de deducibilidad. Podrían afectar el ingreso disponible de sectores importantes de la población y de las empresas, y por tanto, la demanda agregada.
Otro elemento que nos preocupa son los aumentos que se están dando en el impuesto de nómina en los estados.
En todos estos casos, será necesario que sector público y privado demos seguimiento puntual, para poder reaccionar oportunamente.
En estas condiciones, la expectativa que tenemos en el CCE para el 2014 es un crecimiento del PIB de entre 3.5 y 4 por ciento, con la inflación bajo control, inferior a 3.7 por ciento. Con ello se podría aspirar a generar poco más de 700 mil empleos formales. Para el tipo de cambio, esperaríamos cerrar el año por debajo de 12.80 pesos por dólar, y en materia de Inversión Extranjera Directa, que nos acerquemos a los 24 mil millones de dólares.
En síntesis, el 2014 tiene que ser un año significativamente mejor para la actividad económica y sobre todo, de mucho trabajo para definitivamente romper con la inercia de crecimiento insuficiente que México ha tenido desde hace más de tres décadas. Para que pasemos a una dinámica de 5 o 6 por ciento anual de manera sostenida.
Queridos amigos: Para todos, que el año entrante sea de renovación, bendiciones y éxito en todos los aspectos.
Muchas felicidades. Que el espíritu profundo de la Navidad y el Año Nuevo, de valoración de las cosas que realmente importan, nos reafirme en la convicción de que siempre podemos ser mejores como personas, como sociedad y desde luego como país.