El País, Primera, pág. 4, Teresa Ribera
Como Bogart, en Casablanca, con París en la retina como símbolo de esperanza de un futuro mejor. Así acabamos la maratoniana Cumbre del Clima, colofón final de años de trabajo intentando demostrar que juntos las cosas funcionan mejor. El Acuerdo resultante puede ser el catalizador de una gran transformación de la economía y el progreso global. París ha cambiado la perspectiva: de ser una amenaza o un sobrecoste, el cambio climático pasa a ser una agenda de unión y solidaridad, de oportunidades; de reto colectivo, desafiante y satisfactorio.
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Fuente: El País