El Sol de México, Primera, pág. 15, Catalina Noriega
Así lo hemos vuelto. Donde había selvas, ahora eriales; donde había ríos caudalosos, ahora arroyos. Donde la temperatura era siempre agradable y sin grandes alteraciones, ahora extremos. El cambio climático nos atenaza y, a pesar de las promesas, se ve poca voluntad de quienes tienen la sartén por el mango.
Está en las manos de los gobiernos del mundo, aunque cada persona pueda colaborar. Lo que es imposible para la gente común y corriente es el poner un alto a las emisiones de las grandes fábricas, al fracking o a la constante destrucción de áreas verdes, a causa de intereses económicos.
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Fuente: El Sol de México