Balance fiscal y retos presupuestarios

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Esta semana tiene que quedar aprobada la Ley de Ingresos para el 2014, a fin de pasar de lleno al análisis, deliberación y aprobación del Presupuesto Federal. Quedan cuatro días para que se realicen ajustes sobre varias disposiciones que, de quedar como están, tendrán implicaciones negativas muy importantes en diversos sectores y en la economía nacional.
Reiteramos el llamado a los legisladores para que haya sensibilidad y se corrijan aspectos como la eliminación de la deducibilidad de prestaciones a trabajadores, atentatoria contra los propios trabajadores. Implicaría un encarecimiento de la nómina de hasta 7% y consecuencias potenciales como posibles eliminaciones de prestaciones y disminución de plantillas laborales.
Pedimos reconsiderar los términos de las deducciones en personas físicas. Si bien el monto permitido se amplió casi al doble, queda el tope de 10%. Esto afecta a la clase media, emprendedores, profesionistas y personas con actividades empresariales, además de alentar la informalidad. Igualmente, es primordial mantener la deducción inmediata de inversiones, tema fundamental para muchas industrias y para estimular el crecimiento.
La tasa sobre dividendos, sumada a la vigente en ISR, cargas como el PTU y la eliminación de deducciones, nos deja en posición de gran desventaja para atraer más inversiones.
Entre otros puntos, también nos preocupa el aumento súbito del IVA en la frontera y la carga impositiva para algunos sectores. Los impuestos para bebidas y alimentos con alto contenido calórico, son inequitativos, discriminatorios y de consecuencias regresivas. De pasar como están, terminarán afectando a estratos de bajos ingresos, y difícilmente ayudarán a resolver los problemas de salud que supuestamente son el objetivo. Más bien, se fomentará la economía informal y la venta de productos que son más difíciles de controlar y regular.
Hay tiempo de corregir, si existe la voluntad de hacerlo. Afortunadamente, gracias al esfuerzo de muchos legisladores y de las autoridades hacendarias, y con la participación de todo el sector empresarial, asociaciones, colegios y barras de profesionales, así como de la sociedad civil y millones de ciudadanos que han levantado su voz, se ha logrado atemperar y enmendar una reforma que hubiera sido extremadamente gravosa para muchos sectores y con potencial efectivo recesivo.
El balance que se perfila hasta ahora deja muchas inquietudes y pendientes.
En el saldo positivo, se eliminan el IETU y el IDE, que generaban distorsiones y alto costo administrativo para las empresas, hay mejoras en el código fiscal, la expectativa de beneficios sociales con la pensión universal y el seguro de desempleo y más dinero para las arcas públicas, en el corto plazo.
Hay que asegurar que funcionen los cambios en seguridad social, tomar las medidas necesarias para que no queden sólo en compromisos, que después no puedan cumplirse o generen distorsiones contraproducentes, acentuando el grave problema de pasivos pensionarios que ya tenemos actualmente.
Es necesario que tengan viabilidad y sustentabilidad; con un respaldo adecuado de fondeo, responsable con quienes aportamos, trabajadores y empresas. Que los recursos se inviertan correctamente para su crecimiento, con certidumbre jurídica al patrimonio de los trabajadores. Estas prestaciones sociales aumentan la urgencia de una reforma integral del sistema de seguridad social en México.
Resulta alentadora la intensidad del debate público y de la participación de la sociedad en todo este proceso, la cual ha sido inédita. Debe mantenerse e inclusive incrementarse para la fase de aprobación del presupuesto y su ejercicio.
En este sentido, son un avance las medidas que acaban de aprobarse en el Senado para fortalecer la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria, con objeto de incorporar disposiciones de austeridad y disciplina presupuestaria.
Aunque no el ideal, queda un paquete fiscal que puede funcionar a corto plazo, en función de las necesidades y circunstancias del 2014, siempre que se complemente con un presupuesto público a la altura y que se ejerza con oportunidad, dirección, eficacia, transparencia y rendición de cuentas.
Siempre habrá que tomar decisiones en función de las circunstancias cambiantes, pero hay que asegurarnos de no perder el rumbo y la obsesión por el crecimiento que necesita México.
No hubo una reforma profunda para resolver los problemas estructurales del sistema hacendario mexicano de raíz: se vuelve a posponer y habrá que regresar a este reto más tarde, si queremos que México sea un país más competitivo, dinámico y con finanzas públicas sustentables en el largo plazo.
Del objetivo de reducir el déficit, ahora vamos a un mayor endeudamiento; el énfasis que se ha puesto en la productividad, no se corresponde con medidas que aumentan costos para la economía formal, incluyendo el de contratación laboral.
El grueso de los ingresos adicionales planteados vendrán de nuevos impuestos y endeudamiento, manteniéndose la alta dependencia respecto al petróleo.
Sobre estas bases se fincan las prioridades que el sector empresarial impulsará en los próximos días, comenzando por las que tienen que ver con el Presupuesto Federal, el cual debe quedar aprobado el 15 de noviembre. La sociedad y el sector empresarial demandamos que haya compromisos serios y a fondo en materia de planeación y uso del dinero público:
Más inversión, menos gastos ineficientes y superfluos; acelerar las reformas necesarias para consolidar una política nacional de transparencia y rendición de cuentas.
Asimismo, combate frontal a la corrupción y no retrasar más la creación de la Comisión Ciudadana para tal efecto; responsabilidad en el endeudamiento público; calidad y honestidad en el ejercicio del gasto.
A mayor exigencia de contribuciones, mayor exigencia de eficiencia y honestidad en el gasto y la administración pública.
No perdamos la ventana de oportunidad que todavía permanece abierta para que México se encarrile en el desarrollo sostenido. Que no se desvanezca la promesa del llamado “Momento Mexicano”, como otras ocasiones que hemos tenido y dejado pasar.
Aprovechemos esta oportunidad para cambiar el rumbo de nuestro México.