Por Carlos de Icaza*
El presidente Enrique Peña Nieto se reunirá en los próximos días, en el marco de la Cumbre del G20 en Antalya, Turquía, con los líderes de las economías más importantes del mundo, para analizar las perspectivas de la economía mundial y acordar acciones y estrategias que contribuyan a mejorar la gobernanza del sistema económico global, generar una mayor estabilidad financiera e impulsar el crecimiento y el desarrollo.
El G20 es el principal foro para la coordinación internacional de políticas públicas en materia de economía y finanzas, e incluye tanto a países desarrollados como a economías emergentes. Durante 2015, Turquía ha presidido los trabajos del Grupo, enfocándose en tres prioridades con las que México coincide: inversión, inclusión e implementación.
La inversión es uno de los motores del crecimiento. A partir de la crisis financiera internacional que se desató en 2008, los líderes del G20 concertaron medidas para fomentar la inversión, a fin de estimular la actividad económica y la creación de empleos.
En el caso de México, las reformas estructurales que se han aprobado desde 2013 tienen un fuerte componente de estímulo a la inversión: la Reforma Fiscal simplifica y moderniza nuestro sistema tributario para incrementar los recursos que se destinan a la construcción de infraestructura de alta calidad, la formación de capital humano y el desarrollo de la ciencia y la tecnología.
Por su parte, la reforma en materia de competencia económica facilita el acceso de micro, pequeñas y medianas empresas a esquemas de inversión para elevar la productividad del país; mientras que la Reforma Energética abre este sector estratégico a la competencia para atraer inversiones que permitan aumentar la producción y reducir los costos para los consumidores.
México celebra que Turquía haya colocado la inclusión como un tema transversal en la agenda del G20. Las políticas macroeconómicas carecen de sentido si no se traducen en mayores oportunidades y en una mejor calidad de vida para la población, especialmente para los sectores más vulnerables.
Bajo esa lógica, México se ha sumado con determinación a los esfuerzos del G20 para disminuir el desempleo juvenil, asegurar la equidad de género, reducir los costos de las transferencias de remesas, contribuir a la erradicación del hambre y —en el plano internacional— atender los desafíos de los países en desarrollo y ayudar en el combate al cambio climático. México promoverá la permanencia de la inclusión como un eje rector en las futuras presidencias del G20.
Finalmente, la implementación efectiva de los compromisos adquiridos es fundamental para mantener la credibilidad y eficacia del G20. Juntos, los países del G20 hemos desarrollado valiosas políticas para la recuperación, la estabilidad y el crecimiento de la economía. Sin embargo, es preciso establecer mecanismos para monitorear los avances en su instrumentación y así poder revisar y adecuar oportunamente las estrategias acordadas.
También es importante que el G20 permanezca atento a los principales retos globales de nuestro tiempo, sobre todo desde la perspectiva de sus causas y consecuencias económicas.
La pertenencia de nuestro país al G20 es estratégica, pues refleja su peso dentro del sistema económico global, nos permite ser parte del proceso más importante de toma de decisiones sobre el destino de la economía mundial y nos abre un espacio privilegiado de diálogo para promover los intereses de México.
*Embajador Emérito. Subsecretario de Relaciones Exteriores y Sherpa de México para G20
Fuente: Excelsior