2016, un año promisorio para el campo mexicano

Milenio On Line
Visto por mucho tiempo como escenario de retos y oportunidades, el agro mexicano vive una etapa de modernización y expansión productiva sostenida, que se consolida con los nuevos programas de incentivos para la productividad.
El campo es un sector estratégico, cuya transformación constituye uno de los retos para alcanzar la seguridad alimentaria de México, abatir los niveles de pobreza y fortalecer el desarrollo regional equilibrado.
Las cifras del Inegi indican que tendremos un cierre de 2015 con un crecimiento del producto interno bruto del sector primario cercano a 4 por ciento y un dinamismo de las exportaciones agroalimentarias, que este año han aumentado cerca de 9 por ciento y al tercer trimestre ha rebasado los 20 mil millones de dólares.
Ello ha dado como resultado que por primera vez en décadas la balanza comercial agroalimentaria tenga un saldo positivo, contra el déficit tradicional que parecía imposible de remontar. Al corte de septiembre, el superávit alcanzó más de mil 100 millones de dólares.
En materia de seguridad alimentaria hemos avanzado del nivel más bajo de la producción nacional en la oferta interna de los granos y oleaginosas básicos, que alcanzó escasamente 58 puntos porcentuales en 2011, a más de 69 por ciento en la actualidad, lo que nos ubica a menos de seis puntos de alcanzar el nivel recomendado por instancias internacionales, de 75 por ciento.
¿Cuál es la expectativa en 2016?
El año que concluye no fue de un comportamiento atípico en el sector agroalimentario y pesquero. Más bien se aceleró el crecimiento y se consolidaron tendencias que se observaron desde el inicio del gobierno actual.
De ahí que la expectativa para 2016 sea positiva, pues por un lado se mantienen y crecen los programas de incentivos que opera la Federación, ha venido aumentando y facilitándose el crédito a productores agropecuarios, sobre todos los pequeños y los ubicados en zonas donde se ha puesto en marcha la Cruzada Nacional Contra el Hambre, y la entrada en funciones de Pemex Fertilizantes incrementará la oferta de ese insumo fundamental para la productividad agrícola.
Por otro lado, en el agro se genera una transformación que tiene que ver con la cultura de innovación, modernización y uso sustentable de los recursos, básicamente el suelo y el agua, a partir de la tecnificación, la asociación productiva y la integración de cadenas de valor, el uso de semillas mejoradas, la selección y reconversión de cultivos, la sanidad e inocuidad como fundamento de la competitividad.
Las historias de éxito son innumerables y cada vez mejores. Baste con citar que somos el primer productor y exportador mundial de aguacate, el primer exportador de cerveza, el segundo productor de chile verde, el segundo exportador de jitomate y limón, el tercer exportador de chiles, pimientos y pepinos, el séptimo productor de proteína animal, el quinto productor de carne de pollo, huevo y mojarra, el sexto de carne de res.
Todos estos productos del campo y los mares mexicanos nos sitúan como un país líder en el tema agroalimentario, que ocupa el tercer lugar en la producción agropecuaria de América Latina y el número 12 en el planeta.
Esto es el resultado de la integración, innovación y trabajo de más de 7 millones de hombres y mujeres que laboran en el sector primario de la economía.
Y es también el efecto de recursos gubernamentales canalizados a la inversión productiva, la tecnificación y el fomento de la calidad en el agro.
El Presupuesto 2016, aprobado por la Cámara de Diputados, asigna cerca de 85 mil millones de pesos al sector agropecuario. Pese a la disminución de recursos en el gasto gubernamental en el próximo ejercicio, esa cantidad representa casi 4 mil millones de pesos más de lo ejercido en el año que concluye.
Más de la cuarta parte de ese dinero, 22 mil millones de pesos, se destinarán al fomento a la agricultura, en particular a la tecnificación del riego, con inversiones para el riego por goteo, sistemas hidráulicos, construcción de canales y presas, entre otros rubros.
En el trascurso de 2016 tenemos el compromiso de alcanzar 460 mil hectáreas tecnificadas, de las cuales 410 mil ya se han logrado, y haremos el esfuerzo por aproximarnos al medio millón.
Cinco mil millones de pesos más se dedicarán al fomento de la productividad y la competitividad, con proyectos como la instalación de biodigestores y la utilización de celdas solares para acumular energía.
La ganadería y la acuacultura también recibirán un fuerte impulso.
La carne de bovino en canal y la exportación de ganado en pie suman más de mil 700 millones de dólares; es ya el segundo rubro exportador agroalimentario nacional, solo superado por la cerveza, y es muy posible que el próximo año lo rebase.
En cuanto a la pesca, el rubro que más crece es la acuacultura. En México, tenemos 120 mil hectáreas de acuacultura, particularmente de camarón y de tilapia, y con la inversión en el próximo ciclo podremos incrementar la superficie en aproximadamente 5 mil hectáreas más, dedicadas a las especies mencionadas y a algunas otras.
Actualmente, de la captura total en volumen, 70 por ciento viene de los mares, y aproximadamente, 30 por ciento viene de la acuacultura; pero en valor, 60 por ciento viene de los mares, y 40 por ciento viene de la acuacultura. Esa diferencia seguirá creciendo en los próximos años.
El reto mayor del agro es lograr un crecimiento sostenido del sector, con un mayor impacto en el ámbito rural, y atenuar las desigualdades que hoy todavía se advierten entre distintas zonas geográficas, particularmente en las regiones de menor desarrollo económico, en contraste con la agricultura, la ganadería o la industria agroalimentaria que utiliza alta tecnología y es competitiva nacional e internacionalmente.
Un campo próspero, desarrollado, moderno y justo es la aspiración nacional, y es una perspectiva posible, por la que se trabaja día tras día.
Nos queda claro que el nombre del juego es la tecnificación, innovación y apertura de mercados.
¡Seguimos avanzando!
Fuente: Milenio Diario