La Crónica de Hoy, Opinión, pág. 4, Manuel Añorve Baños.
El calentamiento global ya no es un tema de debate exclusivo de los círculos científicos. Es una realidad que poco a poco nos está afectando a todos por igual y que en nuestra vida cotidiana los comenzamos a sentir con mayor intensidad y regularidad, ya sea por los inusuales climas en distintas épocas del año como por la creciente agudización de los fenómenos naturales que derivan en verdaderas catástrofes sociales y económicas. Tan sólo para México se estima que el cambio climático ha afectado alrededor de 2.5 millones de mexicanos y generado costos económicos superiores a los 300 mil millones de pesos.
Por ello es que se equivocan quienes piensan que tenemos que elegir entre la protección del planeta y el crecimiento económico, o que las acciones para contrarrestar y prevenir las consecuencias del calentamiento global son un tema más del catálogo de buenas intenciones de los gobiernos del mundo. En realidad, se trata del futuro del planeta y de la humanidad, y ello exige una acción colectiva y solidaria, fundada en la corresponsabilidad.
Para México, como un actor con plena y probada responsabilidad global, es fundamental la toma de conciencia acerca del calentamiento global, todo lo cual se puede alcanzar haciendo juntos un balance de las amenazas que se ciernen sobre el medio ambiente y ponen en peligro a nuestro planeta. De ahí la importancia de que el presidente Enrique Peña Nieto —junto con más de 150 jefes de Estado y de Gobierno de distintas naciones— participe en la 21ª Conferencia de los Estados Parte de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 21) y la 11ª Conferencia de los Estados Parte del Protocolo de Kioto (CMP 11), que se celebran en París, Francia, con el propósito de establecer una nueva agenda global en materia de combate al cambio climático.
En efecto, estos foros permitirán definir las acciones que coadyuvarán a luchar contra las amenazas que contrae el calentamiento global y responder a los retos ecológicos mundiales viendo por las generaciones actuales y futuras. Afortunadamente, en esta materia México tiene un liderazgo reconocido a nivel internacional, ya que fue el primero en entregar sus “Compromisos de Mitigación y Adaptación para el periodo 2020-2030”, asumiendo con ello la responsabilidad de reducir en 22% la emisión de gases y compuestos de efecto invernadero, y en 51% las emisiones de carbono negro para ese último año.
En los últimos años México ha trabajado intensamente para consolidar un marco jurídico que mitigue y tienda a reducir los riesgos asociados al cambio climático, a partir de la instrumentación de políticas públicas con visión de largo plazo; sin embargo, es un hecho que para frenar el calentamiento global es necesaria la reducción del uso de combustibles fósiles, pensar en alternativas de energías renovables como la solar, eólica, hidráulica y, sobre todo, en la protección y salvaguarda de los ecosistemas que contribuyen a alcanzar un equilibrio adecuado de la temperatura global, pues sólo así podremos asegurar el futuro de nuestro planeta.
Fuente: La Crónica