La agricultura entra en la negociación de París sobre el cambio climático: El País

El País, Internacional, pág. 14, Manuel Planelles.
En la cumbre del clima de París se intenta sustituir el Protocolo de Kioto. Pero esta vez, a diferencia del pacto de 1997, la idea es que se incluyan medidas de reducción de las emisiones responsables del calentamiento del 100% del planeta y no solo las de los países desarrollados. La agricultura, la deforestación y los usos del suelo —responsables del 24% de las emisiones globales— juegan un papel que en Kioto no tuvieron. Cien países tienen medidas de mitigación en este sector.
“El Protocolo de Kioto tiene el sello de Europa”, explica Charlotte Streck, directora de Climate Focus, una consultora especializada en cambio climático presente en la cumbre de la capital francesa. En Europa, resalta esta experta, las políticas sobre deforestación y agricultura relacionadas con el cambio climático “son las grandes olvidadas”. En el viejo continente, la lucha contra el cambio climático se ha centrado en el sector energético. Como Europa acabó como el principal motor de Kioto, el grueso de las medidas se han centrado en transporte y energía en las últimas décadas.
Pero Streck cree que en el pacto de París “esto va a cambiar”. “Será un acuerdo de todos los países y de todos los sectores”, apunta. La ONU calcula que el 24% de los gases de efecto invernadero que el hombre expulsa a la atmósfera están relacionados con la agricultura, la deforestación y los cambios de usos del suelo.
Entre el batallón de negociadores enchaquetados que recorren las instalaciones de la reunión de París estos días destaca, de vez en cuando, algún colorido penacho. Varios representantes de poblaciones indígenas participan en esta cumbre de la ONU. Jorge Furagaro es el responsable de Cambio Climático de la Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica, que agrupa a 5.000 asociaciones de nueve países latinoamericanos. “Para lo pueblos indígenas, los bosques son su vida”, señala. “Son nuestros centros comerciales, nuestros hospitales, significan nuestro hogar”. Pero esos bosques están amenazados, lo que no solo repercute en sus formas de vida, sino que también acelera el cambio climático, ya que las masas forestales contribuyen a capturar y retener el CO2.
“Los riesgos vienen de proyectos que no se ajustan a nuestras costumbres”, dice respecto a las actividades pretroleras o las grandes infraestructuras. Su organización se ha firmado un compromiso para proteger de la deforestación 240 millones de hectáreas. Pero Furagaro reclama fondos para poder hacerlo.
Carlos de Inglaterra, que ha participado este martes en un acto con líderes indígenas, se ha quejado de que muchas de las grandes empresas del mundo no prestan atención de la “huella” que deja la tala de árboles relacionada con sus actividades comerciales. Ha pedido actuar contra la deforestación.
Deforestación
Alrededor de 1.000 millones de personas dependen de los bosques para sobrevivir en el mundo. Cada año, se pierden 12 millones de hectáreas. Solo esta deforestación es culpable del 11% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, según los cálculos de la ONU.
A diferencia de Kioto, en el acuerdo que se prevé cerrar en París este sector estará presente. Alemania, Noruega y EE UU se han comprometido a movilizar 5.000 millones de dólares en los próximos cinco años si los países con más masa forestal aplican medidas de conservación verificables y medibles. Este último matiz es importante. En Kioto también se dejó de lado este sector porque existía “desconfianza” sobre el impacto real de las medidas de reforestación, según explica una fuente con años de experiencia en las negociaciones climáticas.
De ser un sector olvidado, ahora ha pasado a convertirse en uno de los importantes. Cien de lo 180 países que han presentado antes la cumbre planes de mitigación de emisiones incluyen medidas relacionadas con los suelos, bosques y agricultura. “En todo el continente americano hay menos densidad de población que en Europa y grandes hábitats naturales”, indica Streck, con lo que hay más “potencial” para medidas de mitigación en el sector forestal.
Brasil, por ejemplo, es uno de los Estados que cuenta con un importante potencial en las medidas relacionadas con los usos del suelo. Una parte importante de sus compromisos de mitigación ante la ONU son en el campo forestal. Brasil, por ejemplo, se ha comprometido a reforestar 12 millones de hectáreas y a restaurar 15 millones de hectáreas de pastizales degradados por las actividades agrícolas.
Fuente: El País