Reforma, Primera – Opinión, pág. 15, Juan Villoro.
El aeropuerto de la Ciudad de México es reserva silvestre que permite entender el comportamiento al margen de la vida organizada.
Hubiera sido lógico que llevara el nombre de un pionero de la aviación, pero desde un principio surgió como un lugar raro. No se le puede regatear méritos a Benito Juárez; sin embargo, ya hay muchos sitios que lo recuerdan. Aunque sería un poco forzado que un conservatorio se apellidara como él para honrar su afición a la flauta, eso tendría mayor sentido que dedicarle un aeropuerto. Además, la gestión es tan desastrosa que mancilla la memoria de uno de nuestros pocos presidentes admirables.
Leer nota completa AQUÍ
Fuente: Reforma.