El Economista, Política y Sociedad, pág. 52, Notimex.
París. El mundo ha perdido un tercio de su tierra cultivable en los últimos 40 años, debido a la erosión o la contaminación, y las consecuencias son potencialmente desastrosas ante el aumento de la demanda mundial de alimentos.
Una nueva investigación internacional ha calculado que casi 33% de la tierra de alta calidad o adecuada para producir alimentos del mundo se ha perdido y el ritmo es más acelerado que el de los procesos naturales para remplazar este tipo de suelo.
El Centro Grantham de Futuros Sostenibles de la británica Universidad de Sheffield, que emprendió el estudio, refirió que la pérdida era “catastrófica” y la tendencia está cerca de ser irrecuperable sin mayores cambios en las prácticas agrícolas.
El arado continuado de campos, combinado con un uso intensivo de fertilizantes, ha degradado los suelos en todo el mundo, de acuerdo con la investigación, que encontró que la erosión ocurre a un ritmo de hasta 100 veces mayor que la tasa de formación del suelo, resumió Duncan Cameron, profesor de biología del suelo en la Universidad de Sheffield.
La fuerte caída de las tierras potencialmente cultivables se ha producido en un momento en que la demanda mundial de alimentos está aumentando rápidamente.
Suelos degradados son también vulnerables a ser arrastrados por los fenómenos meteorológicos alimentados por el calentamiento global. La deforestación, que elimina los árboles que ayudan a formar paisajes, también es perjudicial para la salud del suelo.
Los académicos detrás del estudio de la Universidad de Sheffield proponen una serie de remedios para la pérdida de suelo, incluyendo el reciclaje de nutrientes y el uso de la biotecnología para reducir el uso de los fertilizantes.
Los especialistas presentaron la nueva investigación en las conversaciones que se desarrollan en París en el marco de la COP21, que terminará el próximo viernes.
La Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, COP21, culmina este sábado su primera de dos semanas de labor en la capital francesa en medio de lentas y controvertidas negociaciones.
Fuente: El Economista.