El Economista, Empresas y Negocios, pág. 24, Gabriel Quadri
Contaminación, tráfico paralizante y pésimo transporte público expresan una grave erosión de gobernanza en la ciudad sobre bienes públicos emblemáticos: calidad del aire, espacio vial, espacio urbano, accesibilidad y movilidad. Instituciones y capacidades técnicas y políticas se han debilitado; el liderazgo se ha perdido; las decisiones se han fragmentado; las responsabilidades se han hecho difusas, no hay visión de largo plazo, y la atención se concentra en frivolidades políticas. En 20 años se olvidó una verdadera política ambiental; pensamos que las fuertes medidas tomadas a inicios de los años 90 del siglo pasado seguirían exorcizando para siempre al ozono. Nos limitamos a hacer recomendaciones y exhortaciones ñoñas. Algunos pensaron que el avance tecnológico en la eficiencia vehicular relegaría el problema a una curiosidad histórica; no fue así, el volumen derrotó a la tecnología.
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Fuente: El Economista