El Economista, Primera, pág. pp-4-5, Karol García.
Este mes se publican los manuales que regirán las compras que hará la CFE de electricidad, potencia y certificados de energía limpia; la primera será en marzo próximo bajo el esquema de subasta en reversa.
El próximo 18 de noviembre, la Secretaría de Energía publicará en el Diario Oficial de la Federación el Manual de Subastas de Energía a Largo Plazo, para que las empresas concursen por contratos de certificados de energías limpias (CEL) para 20 años, al igual que contratos con una duración de 15 años para venderle potencia instalada y energía eléctrica producida al suministrador básico, que será el Estado a través de la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
Posteriormente, el Centro Nacional de Control de Energía (Cenace) iniciará las subastas que culminarán en marzo del 2016, explicaron las cabezas de los organismos implicados en este nuevo esquema rumbo a la implementación del nuevo esquema eléctrico nacional, con un mercado mayorista que arranca el 1 de enero y tendrá requisitos mínimos de generación limpia a partir del 2018, por un lado, y el suministro básico a los pequeños consumidores por parte del Estado, por el otro lado.
El secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell, detalló que las subastas son un mecanismo por el cual los generadores competirán para poder vender al gobierno tres productos: electricidad generada, potencia de generación instalada y certificados de energía limpia.
“Los contratos para potencia garantizarán la instalación de centrales eléctricas requeridas para asegurar la confiabilidad del sistema eléctrico nacional”, dijo.
Volúmenes por adquirir, hasta enero
El director general del Cenace, Eduardo Meraz, explicó que los volúmenes que el gobierno requerirá serán publicados en enero del próximo año, después de la convocatoria y las bases de licitación de las subastas reversibles para adquisición de energía.
En cada producto, dijo, se esperarán ofertas de por lo menos el doble de los requerimientos publicados, explicó Meraz, con el fin de satisfacer completamente las necesidades de crecimiento del sistema de suministro básico.
Los oferentes podrán vender uno, dos o los tres productos, por lo que podrán poner a disposición del gobierno la energía que ya tienen operando (si les resulta más rentable venderle al gobierno que a sus clientes actuales); capacidad adicional, de nuevas plantas que se comprometan a construir, y CEL de plantas existentes o que arranquen antes del 2018.
“Se privilegiará el menor costo de producción ofertado y se esperan múltiples participantes para satisfacer las demandas de crecimiento del sistema eléctrico nacional”, dijo Eduardo Meraz.
En las subastas por potencia y energía habrá un proceso de precalificación en que se exigirá a los oferentes demostrar capacidad técnica, experiencia, respaldo financiero y procedencia lícita de sus recursos.
Asimismo, se les solicitarán garantías de seriedad en unidades de inversión (Udis), así como garantías de crédito de 80% del contrato al momento de suscripción de los contratos, que bajarán a 70% cuando arranquen las construcciones de las plantas contratadas y a 50% cuando inicie operaciones esta nueva infraestructura.
En este esquema, aclaró finalmente Eduardo Meraz, los contratistas y la CFE, como único suministrador hasta ahora, comparten el riesgo. La estatal eléctrica
desempeñará así una doble función: de generador y por tanto de emisor de CEL, y de suministrador del servicio básico, adquiriendo los productos que se subasten para seguir llevando electricidad a los pequeños consumidores del país.
Fuente: El Economista