La Jornada, Sociedad y Justicia, pág. 42, Angélica Enciso L.
El acuerdo de París que se basa en las contribuciones nacionales previstas y determinadas (INDC, por sus siglas en inglés), presentadas por cada país en forma voluntaria, será insuficiente para evitar que la temperatura del planeta se incremente más de dos grados centígrados.
El premio Nobel Mario Molina sostuvo hace unas semanas en la ciudad de México que llegar a esa meta aspiracional no se logrará con las intenciones de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero que cada país ha presentado hasta ahora.
Se esperaría que el acuerdo previsto para el fin de esta semana sea un paso intermedio, ya que se requieren medidas mayores y eventualmente vinculantes para combatir el cambio climático. Los compromisos de cada país son un buen comienzo, pero es necesario establecer límites y ponerle precio a las emisiones de carbono globales, consideró.
Al comenzar esta semana, las negociaciones del acuerdo se harán a escala ministerial, y las principales características de este documento es que se guía por los principios de igualdad y responsabilidad común, pero diferenciada, en función de las capacidades y las características de cada nación, de acuerdo con información del Centro Molina.
Precisa que las áreas claves son los compromisos y planes nacionales para el periodo posterior a 2020, establecidos en los INDC; la transparencia internacional y la rendición de cuentas de las acciones de los países; el apoyo tecnológico y financiero para las naciones en desarrollo a fin de que construyan sus propios futuros de energía limpia y resiliencia climática.
El acuerdo de París sería aplicado por todos los países que han presentado sus INDC, que hasta ahora suman 161, lo que implica 91 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero global, de acuerdo con el Instituto para el Desarrollo Sustentable y Relaciones Internacionales (IDDRI, por sus siglas en inglés).
Esta organización precisa que se busca que el acuerdo de París sea legal, aplicado por todos, pero de acuerdo con las circunstancias de cada nación. Refiere que la adaptación al cambio climático ha elevado su importancia, ante los impactos que cada vez se observan más. Agregó que todos los países tendrían que desarrollar estrategias de adaptación nacionales.
Tras 20 años de negociaciones en materia de cambio climático, no se han concretado medidas definitivas para atacar el problema. El Protocolo de Kyoto –que señalaba metas obligatorias de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero para los países que lo ratificaron– fue un fracaso, consideró Molina, y su vigencia concluyó en 2013.
En la conferencia de Copenhague de 2009 se fijó como meta aspiracional que la temperatura del planeta no debería tener un incremento mayor a 2 grados centígrados. Para ello ya debería empezarse a estabilizar las emisiones, señaló Mario Molina.
Fuente: La Jornada.